¿Necesitas Sanidad Para Tu Pasado?
No podemos negar que a veces cuando queremos caminar hacia adelante, cosas del pasado pueden aparecer para estorbar ... Pablo lo dijo de ésta manera: "hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, me extiendo a lo que está adelante, a la meta, al premio".
El corazón del rey David fue herido en su infancia.
David fue rechazado por su padre, 1 Samuel 16: 1, 10-13. Aunque era una ceremonia solemne e importante, Isaí llamó a sus siete hijos primeros, pero David no fue llamado. Es más, Isaí presentó sus hijos primeros con el anhelo que fuera uno de ellos.
Recibió de su padre un oficio no valorado, 1 Samuel 17:28 "Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, Eliab se encendió en ira contra David, y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿Y con quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido".
La tarea de cuidar "esas pocas ovejas en el desierto" había sido delegada al menor de los hijos, y seguro los mayores no habían querido hacerlo, así que su padre lo mandó a él.
David fue menospreciado y tratado con indiferencia. Para Isaí, David no tenía el mismo valor de los otros hijos, pero Dios sí tenía un gran plan para él, en 1 Samuel 1 7: 12 podemos ver varias cosas importantes:
1. Aunque sus hijos eran ocho, él consideraba siete.
2. David era el octavo.
Para Isaí, David no tenía el mismo valor de los otros hijos, pero Dios tenía un gran plan para él. Era el octavo hijo, en la Escritura el número ocho significa un nuevo comienzo (pues la circuncisión era al octavo día, cuando se entraba en una nueva comuníón; y fueron ocho los salvados en el arca, para dar comienzo a un nuevo mundo; y ahora el octavo hijo daría comienzo a un nuevo reinado en la voluntad de Dios).
David fue un padre influenciado por los traumas de su pasado.
Él no ejerció de manera correcta la autoridad sobre sus hijos. David tuvo tres hijos en Hebrón, siendo éstos los primeros: Amnón el mayor, Absalón y Adonías. Veamos al detalle:
Amnón: violó a su hermana Tamar, y aunque su padre se enojó, no dijo nada, 2 Samuel 13:20-22.
Absalón: mató a su hermano Amnón por lo que le hizo a Tamar, 2 Samuel 13:28-29a, y luego se rebeló contra su padre David, para quitarle el reino, 2 Samuel 15: 10-13.
Adonías: 1 Reyes 1: 5-6. El texto dice: "hijo de Haguit" era esposa de David, con la que él había tenido a Adonías, "se rebeló" quería el trono de Israel. (NVI) "Adonías era más joven que Absalón, y muy bien parecido. David, su padre, nunca lo había contrariado ni le había pedido cuentas de lo que hacía".
No es suficiente saber someterse a la autoridad, es necesario aprender a ejercerla. Las heridas del pasado (maltrato de nuestros padres, por ej.) pueden llevarnos a herir a otros con nuestra autoridad (ejemplo Isaí) o pueden llevarnos a no ejercer la autoridad por miedos (ejemplo David).
David no enseñó a sus hijos a valorar los privilegios reales. Ellos lo tenían todo, pero no fueron instruidos para valorar los privilegios reales, Adonías creció sin freno y sin disciplina, ¿por qué? Quizá David quiso darles lo que su padre Isaí no le dio en su infancia.
Los tres hijos murieron sin llegar con paz a sus últimos días: Amnón a manos de su hermano Absalón, Absalón murió en la rebelión contra su padre, y Adonías murió al rebelarse contra Salomón.
Finalmente David instruyó a su hijo salomón con amor, sabiduría y autoridad. David instruyó a Salomón para el reino, 1 Reyes 2:1-4. En esta ocasión David dedica un tiempo para direccionar y formar a su hijo y para instruirlo en el camino del Señor.
El reino de Salomón fue bendecido y firme, 1 Reyes 2: 12 "Y se sentó Salomón en el trono de David su padre, y fue su reino firme en gran manera". Sin duda, la instrucción y las advertencias de David su padre fueron sumamente útiles para Salomón.
Las heridas de la infancia, no sanadas en el corazón de David, influenciaron su vida de adultez y su papel como padre, pero al final de su vida, al final de sus días, pudo hacerlo mejor. Dios es nuestro sanador, y él quiere restaurar todo nuestro corazón, nuestra familia se merece lo mejor.
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