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La Deserción En La Iglesia


 
Uno de los retos principales que tiene la Iglesia Cristiana hoy en día tiene que ver con la deserción de los miembros de las iglesias. Es decir, personas que hacen profesión de fe, se bautizan, perseveran por un tiempo, pero después dejan su iglesia. Este trabajo tiene que ver con casos en que la gente se va de la iglesia por motivos que pueden ser razonables y hasta importantes, así como de casos cuyos motivos no parecen tener sentido o son irrelevantes. También hay casos en que los que se van no nos dejan saber que se han ido ni por qué lo han hecho.  


Definiendo la deserción   La palabra deserción significa: “Abandono de una causa, grupo o ideal.  En referencia a la iglesia, significa “dejarla”, “abandonarla” o sencillamente parar de asistir a los servicios de adoración y a las actividades que la iglesia realiza. Es decir que el concepto deserción no abarcará aquí a quienes por causas justificadas se cambian de congregación o sencillamente son inconstantes en su asistencia, y participan de los servicios y actividades sólo esporádicamente.

  

El impacto de la deserción  El tema de la deserción es muy preocupante, doloroso y frustrante. A veces se trabaja arduamente para que una persona llegue a la iglesia, acepte a Cristo y se convierta. Se invierte tiempo, esfuerzo, sacrificio y aún dinero, pero lamentablemente al tiempo esa persona deja de asistir, se va de la iglesia y el trabajo queda sin fruto. 

 
Muchas veces los pastores se han preguntado: ¿qué fue lo que pasó? Todo parecía estar bien con esa persona y, sin embargo, se ha ido. Cada uno que se marcha de la iglesia tiene una historia diferente de por qué se ha ido. Algunas son creíbles, otras no; pero esta situación viene ocurriendo desde que la Iglesia se estableció. No es algo nuevo y no lo podemos soslayar. Es preciso trabajar sobre este asunto. No se puede negar que es un tema espinoso y que muchas iglesias lo viven, aunque no lo hablen o reporten; pero es necesario hablar de él. Muchas veces para los líderes cristianos es mejor reportar el crecimiento que cosas negativas como estas, pero la deserción es una realidad de muchas iglesias, y una cuestión que se tiene que enfrentar.
 
El anhelo de todo pastor.  Para alguien  que quiere  hacer  lo  mejor  para  Dios y para la comunidad que sirve, la situación ideal debe representar el cumplir con el propósito de Dios para su llamado en el lugar de ministerio y también para la comunidad que sirve. Dicha situación ideal también debe representar el crear un impacto positivo en la vida de aquellas personas a las que Dios les ha enviado en dicha ciudad. Para eso, debemos considerar que la situación ideal representa pero no está limitada lo siguiente:
 
Frenar o aminorar la deserción. Todo pastor   que ama a sus ovejas desea que ni una sola deje el rebaño; por lo tanto, su anhelo es frenar, disminuir o de plano detener del todo la deserción de los miembros de su iglesia. Por eso, en ocasiones el trabajo pastoral tiene que cambiar de estrategia y ser diferente en su acercamiento a la gente, para evitar que esta situación siga presentándose. Pero también los miembros de la iglesia tienen que colaborar, porque retener a la gente en la iglesia es traba jode todos.
 
La retención de la gente.  En segundo lugar, la situación ideal representa el que las personas vengan, se conviertan y permanezcan en la iglesia, sirviendo al Señor, sirviendo en la iglesia y asimismo en la comunidad. La visión debe ser que cada miembro que sea llega a la iglesia pueda desarrollar su potencial y cumplir el propósito de Dios en su vida. La iglesia en este caso, debe ser el mejor lugar para que todos vengan, sean salvos y encuentren su propósito en la vida. Esta visión debe incluir el que las familias crezcan sanas y que sean felices. Pero para lograr eso, éstas necesitan permanecer en la iglesia, nunca marcharse, y que esa iglesia pueda decir como Cristo: "No perdí ninguno"(Juan 18:9). En esa instancia, la iglesia debe representar para todos y mayormente para aquellos que se van, el lugar especial de Dios en sus vidas; el lugar donde ellos quieren pasar el resto de sus días.
 
Una pastoral consciente. En último lugar, pero no menos importante que todo lo anterior, la situación ideal representa que haya una pastoral consciente de lo que está sucediendo en la iglesia en general, pues la gente viene con muchos retos y situaciones en sus vidas. Pastores, líderes, así como la membresía en su totalidad, deben tener conciencia sobre este problema. Tener conciencia quiere decir que pensamos en ello y que nos importa lo que está pasando. 
  
Frena r la deserción en la iglesia es el deseo de todo pastor y de toda iglesia consciente del valor de las personas; sin embargo, en este sentido la Iglesia Cristiana enfrenta los siguientes impedimentos: indiferencia, prioridades en desorden, el liderazgo y el estatus quo.
 
La indiferencia de los miembros de la iglesia con respecte a los que se van.  Entiéndase por indiferencia el escaso cuidado o atención respecto de lo que esta pasando en la iglesia.  La percepción que se tiene es que no a todos los miembros les importa si la gente se va o se queda en la iglesia.  La razón es simple: como la gente que se va es reemplazada por los que llegan, se tiende a ignorar lo que esta pasando y a ser indiferente.
 
El orden de prioridades que tiene la iglesia.  Un ejemplo de esto es el énfasis en los programas de educación, música, construcción y ministerios; dejándose en último lugar el evangelismo y el cuidado de la gente, especialmente de aquellos que se han ido.  Toda la congregación es importante y se le debe dar la debida prioridad y atención.
 
El papel del liderazgo de la iglesia en este proceso.  No todos los lideres tienen la visión de proteger y cuidar el rebano del Señor.  En ocasiones, ministros motivados por intereses personales crean divisiones en la congregación y se llevan su propio grupo.  Muchas veces, el liderazgo local, distrital o nacional puede que muestre poco o ningún interés en arreglar o cambiar los patrones de trabajo para ayudar a la resolución de este problema.
 
El Status Quo de la Iglesia.  La iglesia asigna ciertos valores a programas y actividades que a veces son problemáticos de cambiar; tales como actividades de grupos, horarios, proyectos, estilos de liderazgo, música, escuela dominical, etcétera. Por lo tanto, la iglesia tiene que vencer este impedimento si quiere salir victoriosa en la lucha contra la deserción.
 
¿Por qué la gente se va de la Iglesia? Y ¿qué podemos hacer al respecte? ¿Quiénes se están yendo de la iglesia? ¿Por qué se estan yendo? ¿Está la iglesia contribuyendo a esta deserción? ¿Es la iglesia el problema? ¿Se está alimentando al rebaño? ¿Acaso perdieron la fe los que se fueron? ¿Perdieron el compromiso? ¿Qué dice la Biblia al respecto? ¿Hay ejemplos bíblicos que podemos estudiar?
 
Se debe de encontrar una solución respecto al problema de la deserción y ayudar por medio de una intervención que se ajuste a las condiciones locales.  Dicha intervención debe contener los pasos que la iglesia necesita tomar para frenar o aminorar la deserción; además debe presentar cambios en la manera que la iglesia trabaja con la gente nueva y en el proceso de entrada y cuidado de los miembros.

1 comentario:

  1. Amen ,muy cierto hay pastores q solo usan el pulpito sin respecto y temor a Dios. Y umillan y maltratan. Y no ven lo valicioso q son los miembros. Y se les olvida q son ciervos de Dios. Y x eso las obejas buscan pastos verdes Dios lo bendiga. Hermoso mensaje

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