¡Regocíjate en Dios!
El gozo de Dios nos fortalece y nos sostiene ante las adversidades. En el cielo no hay personas tristes, afligidas, deprimidas, o enojadas con su prójimo. En la presencia de Dios hay un continuo regocijo.
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Filipenses 4:4
Jesucristo esta sentado a la diestra del Padre. El pronto volverá por Su Iglesia. El mora en nosotros en una manera muy especial a través de Su Espíritu Santo. Esto debe de ser una razón de suma alegría para nosotros. Pablo estaba encarcelado en Roma, pero aun así anima a los hermanos de la iglesia de Filipos. Él tenía una comunión con Dios en medio de la adversidad o ante la bendición Pablo adoraba al Señor.
Desde la cárcel, Pablo anima a sus hermanos que estaban libres y con un relativo bienestar en Filipos. El usa el termino regocijarse. Esto es tener dos veces gozo, un gozo doble, un gozo mas fuerte e intenso. El sabia que Dios era su escudo y fortaleza. Él podía descansar y confiar que todo llegaría a buen puerto.
Cuando obedecemos a Dios, nuestro corazón se regocija. Tenemos una alegría espiritual. Ese regocijo nos fortalece. El gozo de Dios es la fortaleza del creyente. Cuando El nos encomienda una obra, requerimos Su fuerza. (Nehemías 8:8-10) El término “fuerza” se traduce de un término hebreo que además significa: peñasco, lugar fortificado, defensa, inexpugnable.
El regocijarse en Dios nos impulsa para andar por sendas de seguridad en el Señor. Aquí, el enemigo no puede tocar a los hijos de Dios. Dios quiere lo mejor para nosotros. No permitas que las crisis o adversidades te arrebaten el gozo del Señor. Estés en comunión con Dios y permite que Su gozo inunde tu corazón.
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