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¿Orar? Que es y Por Que es Importante (4)


 

III. RESTAURA Y CUIDA EL ALTAR (Símbolo de la vida de oración del cristiano):

A)    Abundancia material no significa necesaria­mente abundancia espiritual, Génesis 13: 1-2.

"Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él Lot. Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro."

Por supuesto que Dios nos quiere prosperar, y esa prosperidad es integral, siendo el compo­nente espiritual la prioridad. Dios desea que gobernemos la bendición, no que ésta nos ad­ministre.

Nuestra comunión con Dios enfrenta obstácu­los y enemigos, a veces es la multitud de nego­cios y ocupaciones, otras veces es el desánimo, la pereza, etc, Recordemos que una de las di­ficultades de Israel en su peregrinar por el de­sierto fue depender de Dios y adorarlo, cosa que también debían hacer cuando estuvieran en la tierra de la abundancia.

Debemos aprender que nuestra comunión con Dios debe ser tan fuerte que supere los dife­rentes terrenos por donde debemos peregrinar mientras estemos aquí en la tierra. Nuestra co­munión con Dios no debe estar determinada por la abundancia de bendición o ausencia de esta, sino por la realidad de Dios con nosotros en todo tiempo.

Es claro en la Biblia que Dios nos quiere bende­cir con abundancia, de hecho, por ser creyentes somos descendientes de Abraham, y por tanto sobre nosotros reposa la promesa que Dios le hizo al patriarca cuando le dijo:

"Te bendeciré con abundancia, y te multi­plicaré grandemente", pero siempre debemos tener presente el orden de prioridades, Jesús lo dijo: "Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y las demás cosas vendrán por añadidura".

 

B) Vuelve al altar de la comunión con Dios, él te espera, Génesis. 13:3-4.

"Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Betel, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Betel y Hai, al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová."

Debemos destacar la frase: "volvió al altar que había hecho antes", pues vemos que Abraham reconoció su error, él vuelve a retomar el ca­mino. A veces nuestra ansiedad o nuestras malas decisiones nos llevan por el camino equivocado, y lo correcto es volver al camino de la fe, de la oración y de la dependencia de Dios.

Puedes imaginarte esa oración ... puedes imagi­narte ese dialogo con Dios y cuánto tuvo que reconocer Abraham ... sin embargo, el plan de Dios con Abraham sigue adelante, pues Dios es fiel y cumplirá su propósito en nosotros.

Es fundamental que nuestro altar manten­ga encendido y levantar ese "incienso espi­ritual" (oración) agradable a Dios. El altar del incienso en el tabernáculo del Antiguo Testamento nos recuerda eso, un incienso grato que se quemaba para Dios (indica una vida de ora­ción y obediencia).

Podemos recordar aquí al profeta Elías quien por dirección de Dios desafió a los profetas fal­sos de Baal y Asera y después de orar al Señor logró que descendiera el fuego de Dios sobre el altar que había reparado, este milagro provocó que los israelitas se postraran y reconocieran que Jehová es Dios.

Vemos entonces que el fuego de Dios no sólo purifica nuestros corazones, sino que produce un genuino arrepentimiento. El fuego de Dios pone al descubierto la influencia de las tinie­blas en nuestro corazón, llevándonos así a reco­nocer la necesidad de Cristo gobernando nues­tra vida.

El versículo cuatro nos dice: "Y allí invocó Abram el nombre de Jehová", es decir volvió a hacer lo que hacía antes: invocar y buscar la presencia de Dios. Claramente y de manera contundente la Biblia nos dice: "Nada podemos hacer separados de Dios".

La dependencia de Dios es una escuela per­manente que genera un corazón sensible, hu­milde y manso, pues nada hará sin que Dios lo apruebe y direccione. Es un corazón que vive para Dios y su gozo es hacer lo que genera gozo en el corazón del Padre celestial. La oración es un privilegio del hijo de Dios.

Lee la tercera parte aquí:  ¿Orar? Que es y Por Que es Importante (3)

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